“La mayor parte de mi experiencia intelectual sucede durante mis estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires"
Publicado en Colegio, el lunes 13 de abril de 2015
La curiosidad, “motor de nuestras vidas”, ha entrado en el ocaso. Pocos libros ofrecen tantas lecturas, a partir de su estructura, como el nuevo de Alberto Manguel: Una historia natural de la curiosidad (Alianza). Es un homenaje y objeto de 17 capítulos-preguntas con seis lecturas paralelas: 1, un asomo al mundo de Dante; 2, relatos de iniciación a la curiosidad en Manguel que abren cada capítulo; 3, citas de autores que sirven de epígrafe; 4, ensayos amenos y eruditos sobre las 17 preguntas-temas planteadas; 5, imágenes que complementan lo escrito; y 6, la que hace el lector sobre sí mismo al querer descubrir cómo ha sido su vida y concepción del mundo a través de esos 17 interrogantes.
Alberto Manguel, nómada del mundo —Nació en Buenos Aires en 1948, y entre la labor diplomática de su padre y sus posteriores inquietudes ha vivido en Israel, Italia, Inglaterra, Tahití, Canadá y Mondion (Francia)— y viajero feliz del universo del libro se adentra en Una historia natural de la curiosidad contestando nueve preguntas con sendos interrogantes clásicos que sirven para curiosear en su propia vida e invitar a quien lo lee ahora a hacer lo mismo para revivir la curiosidad.
1. ¿Por qué un libro sobre la curiosidad en el comienzo del siglo XXI?
“Hay ciertas interrogaciones que nos hacemos en diferentes momentos de nuestra vida. De niños la primera pregunta es ¿por qué? ¿Por qué lo que veo en el espejo soy yo?, ¿por qué no me dejan hacer ciertas cosas? Después las preguntas cambian, y cuando llegas a la vejez vuelven las de la niñez. Pero con el sentimiento de no querer encontrar una respuesta, sino demorarse en el placer de la pregunta”.
2. ¿Qué significa Dante y su Divina comedia aquí?
“Desde niño he intuido que la experiencia del mundo estaba en la imaginación de la literatura. Hay personajes que me han acompañado como verdaderos amigos. Tengo una relación íntima con Alicia, Pinocho, Caperucita, el Rey Lear, Alonso Quijano… Cuando descubrí a Dante, hace diez años, descubrí a un personaje esencial en mi vida. Cada experiencia sobre la que quiero reflexionar está en él. Cada mañana, antes del desayuno, leo uno de sus cantos”.
3. ¿Cuándo entraron en su vida Sócrates y los demás filósofos y autores a despertarle las preguntas?
“La mayor parte de mi experiencia intelectual sucede durante mis estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Teníamos profesores especializados en temas: en botánica, o en las visiones jesuíticas en la historia de América Latina o en La celestina. Todo el año veíamos solo eso y así se ampliaba el tema con sus conexiones o influencias. A través de esos profesores llegamos a los filósofos. Fue el ejemplo más concreto de alentar la inteligencia en personas de 12, 13 o 14 años. Nada está fuera del alcance de los jóvenes, lo que falta es vocabulario y eso se puede conseguir. Hoy tenemos miedo a lo difícil y olvidamos que esas situaciones han dado varios de los momentos más valiosos”.
4. ¿Dónde podemos encontrar el mejor aliado para la curiosidad y la imaginación?
“En personajes anónimos, en ciertos bibliotecarios, profesores o libreros que creen en la inteligencia de los jóvenes. Esa lucha se hace cada vez más difícil porque la sociedad solo quiere consumir. También hay obras maestras como la película Timbuktu, de Abderrahmane Sissako, cuyo guion le hubiese deslumbrado a Borges. Es el triunfo de la imaginación sin fórmulas de Hollywood, sobre el extremismo religioso”.
Lea aquí el artículo completo